LECCIONES OLÍMPICAS PARA SIMPLES MORTALES


No puedes poner un límite a nada. Cuanto más sueñas, más lejos llegas.”
Michael Phelps








Por: 
Laura Fierro Evans

Admiro a cada atleta que ha sido capaz de llegar hasta Río de Janeiro, y honro en especial a mis compatriotas mexicanos, que a pesar de vivir en un país donde reciben más críticas que apoyo y se forjan con sus propios recursos, ahí están dentro de esa élite mundial, ganen medallas o no.
Me maravillo de ver todo aquello de lo que el ser humano es capaz. Los récords mundiales que cada vez se superan. Y se vuelven a superar. Lo que hace diez años era impensable romper en alguna disciplina y hoy es la ejecución estándar de muchos en todo el mundo. En nuestro presente no podemos ni imaginar de lo que serán capaces los gimnastas, nadadores o ciclistas, pues los límites se extienden cada vez más. Y más.

Supongo que los Dioses del Olimpo se regocijan de cómo se les sigue honrando cada cuatro años como lo hacían los antiguos griegos en el 700a.C. Imagino a un Phelps inmortalizado en mármol como estatua griega. ¡Con qué soltura lo vimos dándose un festín de medallas de oro para acumular sus 23! Y qué lejos estamos de ese Olimpo tantos millones de televidentes en el mundo…

Para mí estos días han servido de recordatorio de algunas lecciones básicas para recordar y aplicar, sin importar el ámbito laboral o personal escogido como camino de vida.

1.      Un campeón olímpico logra estar en la cima de su deporte gracias al entrenamiento planeado, estratégico y constante. Los simples mortales, antes de que podamos entender qué es lo que somos capaces de hacer, tenemos que ver qué objetivos estamos persiguiendo y qué medios estamos empleando para alcanzarlos. Sin este equipamiento mental, lo más probable es que seamos incapaces de actuar ante desafíos, salvo de forma estresada, pero siendo ineficaces en los hechos.

Usando el ejemplo de los profesionales del deporte, vale la pena preguntarnos:

·    ¿Cuál es la meta que persigo y qué significa para mí en mi propia actividad profesional “llegar a ser jugador olímpico”?
·   ¿Cómo me preparo para ser el mejor que puedo ser en mi profesión y de qué manera me hago cargo de fortalecer eso que me cuesta trabajo y que percibo como posible debilidad o flaqueza? ¿Con qué cuento en términos de capacidades?
·     ¿Soy constante y avanzo paso a paso, consciente del esfuerzo, resiliente para levantarme de las caídas,  tal vez con el ego adolorido, pero con la voluntad de seguir aprendiendo?

2. El competidor olímpico ejerce su oficio con disciplina. Esa palabra que genera tantas emociones encontradas de amor y odio, cuando  es en realidad el mejor aliado que podemos tener en nuestra vida.
·   ¿Qué crees y no crees posible en tu vida gracias a la disciplina?
·  ¿Cómo la alimentas para que tu alimento sea el mejor compañero en todas las batallas que te lleven a ser ese competidor de grandes ligas olímpicas en tu profesión?
·    ¿Cultivas la mente que te lleva a saber que tu propio resultado depende de ti más que de factores externos, casualidades o padrinazgos?

3. El atleta olímpico aplica la regla de oro de cuidar en especial su descanso. El atleta incrementa su capacidad física gracias a que sabe que el descanso no es vagancia o pérdida de tiempo, sino por el contrario, un proceso fisiológico en el que se restablecen las reservas energéticas que han intervenido durante el entrenamiento. Gracias al descanso logra el equilibrio de las funciones vitales que le posibilitarán un desempeño cada vez más alto.

Hace poco un cliente me relató que al llegar a su oficina en la mañana, un colega suyo de 49 años estaba en su escritorio, muerto. Era un hombre que “no creía” en el descanso, que se exigía y exigía a otros jornadas de más de 12 horas diarias y no dejaba de trabajar ni en los fines de semana. ¿De qué le sirvió?

 Sun Tzu en “El arte de la guerra” dice: “Tres son las actividades básicas del guerrero: avanza, combate y descansa. Quien no sabe descansar, no hace bien el trabajo de combatir.”

·    ¿Cómo logras equilibrar el trabajo con el tiempo fundamental de descanso que necesita tu cuerpo y tu mente para poder rendir cada vez más?
·   ¿Cómo es tu agenda personal de descanso, que no implica sólo las horas de sueño, sino también el cultivo de todo aquello que trae recuperación  y bienestar a tu mente?

4.  El atleta olímpico cuida su alimentación. Sabe cuándo es tiempo de ingerir carbohidratos para el desempeño en una competencia, cuándo el tiempo de los demás grupos alimenticios y la importancia de la hidratación. Pues el alimento que llega a cada célula de su cuerpo es parte fundamental de su resultado final.
·  Si los órganos, tejidos y músculos de tu cuerpo te hablaran en este momento, ¿qué te dirían sobre la cantidad y calidad de los nutrientes con los que los haces tener la salud de la que gozan el día de hoy?
· ¿De qué manera la alimentación es parte de tu gran objetivo profesional y la incluyes en tu práctica diaria de ser el mejor que puedes ser?

5. Por último, el atleta olímpico está inmerso en un sistema de apoyo, no está solo. Hay un equipo de profesionales que lo entrenan y lo acompañan al logro de su meta.
·    ¿Quiénes son tu líder, tu mentor, tu maestro y tu coach?

”Tanto en las acciones militares como en las productivas, el éxito se obtiene gracias a la cooperación de personas de diferentes capacidades, talentos y habilidades. Cuando los potenciales intrínsecos de estas capacidades se activan y despliegan de tal forma que puedan producir su máximo efecto colectivo, entonces puede decirse que el éxito está garantizado.”
Thomas Cleary: El Arte de la Guerra II.

Y no dejes de soñar. Recuerda que "mientras más sueñas, más lejos llegas".

El Pueblito, Querétaro, México, 14 agosto 2016 © Laura Fierro Evans

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